Frustración: 7 formas para ayudar a los niños a gestionarla

Gestionar la frustración

Cuando un niño pequeño empieza a sentir frustración, es normal que como padres no sepamos bien cómo manejar esos momentos. Esa mezcla de llanto, rabia y desesperación puede ser una experiencia intensa para ambos, pero lo bueno es que, como toda emoción, la frustración también se puede gestionar. En Babypar, siempre decimos que la frustración no es «mala»; al contrario, es una oportunidad para ayudar a los pequeños a conocer sus emociones y aprender a enfrentarse a desafíos.

Entendiendo la frustración en los más pequeños

La frustración suele aparecer cuando los niños encuentran algo que no pueden hacer fácilmente o cuando las cosas no salen como ellos esperan. Lo importante aquí es recordar que, a esta edad, no tienen todas las herramientas para lidiar con lo que sienten. Así que, antes que nada, es fundamental entender que reaccionan de forma natural y que necesitan apoyo y guía.

A veces, la frustración se manifiesta con tensión física, llanto, o incluso arrebatos, como tirar algo o abandonar una actividad. Si detectamos estas señales, podemos ayudarles a expresar su emoción de manera sana, dándoles el espacio para sentir y también para entender qué está pasando en su interior.

Niño con las manos y puños en la cara frustrado.

Estrategias sencillas para ayudar a tu hijo a gestionar la frustración

Aquí van algunas ideas prácticas que pueden ayudarte cuando ves que tu hijo está luchando con la frustración.

1. Hablar sobre la emoción y darle un nombre

Darle nombre a lo que están sintiendo es un gran primer paso. Puedes decir algo como: “Parece que te sientes frustrado porque querías lograr eso y te está costando”. Ayudarlos a identificar la frustración les ayuda a entender que esta emoción es normal y que no pasa nada por sentirla.

2. Modelar la calma

Es muy probable que hayas sentido frustración en tu día a día, y aprovechar estos momentos para mostrar cómo la gestionas puede ser muy útil. Hablar en voz baja, respirar profundo o decir “me siento un poco frustrado, pero lo voy a intentar de nuevo” son gestos que ellos pueden imitar. Te sorprenderá ver cómo, con el tiempo, tus hijos comienzan a copiar esta calma en sus propios momentos de frustración.

3. Fomentar la resolución de problemas

Si notas que tu hijo está frustrado con una actividad o juego, intenta hacer preguntas que le ayuden a buscar una solución. Puedes decir: “¿Cómo crees que podemos solucionarlo?” o “¿Qué podrías intentar ahora?”. Así, aprenden a ver los problemas como retos que pueden enfrentar, en lugar de frustraciones insuperables. La idea es ir guiándolos para que encuentren formas de resolver lo que les preocupa.

4. Usar el juego para aprender

El juego es una excelente manera de explorar emociones y aprender. Si tu hijo tiende a frustrarse, los juegos de rol pueden ser una herramienta fantástica. Puedes crear personajes o escenarios donde enfrenten pequeñas frustraciones y encuentren soluciones. También, los juegos de habilidad como los rompecabezas o los bloques de construcción son ideales, porque les enseñan a tolerar la frustración de una manera divertida.

5. Crear un ambiente seguro y con límites claros

Cuando los niños sienten frustración y reaccionan impulsivamente, es importante enseñarles que está bien sentir esa emoción, pero no está bien actuar de forma que se lastimen o lastimen a otros. Crear un ambiente con límites claros les da seguridad para expresar sus emociones y entender cómo canalizarlas de una manera adecuada. Decir “puedes sentirte frustrado, pero no está bien lanzar cosas” les ayuda a conocer sus límites y a tener autocontrol.

6. Fomentar la paciencia y la resiliencia

Poco a poco, los niños pueden aprender a ser más pacientes, y cada vez que superan una situación frustrante, están practicando esta habilidad. Actividades como armar un puzzle o hacer una torre de bloques son ejemplos de cómo pueden practicar la paciencia y aprender a seguir intentándolo. Es importante reconocer estos pequeños logros; decir “qué bien que seguiste intentándolo” o “mira lo que conseguiste al no rendirte” refuerza su esfuerzo y les da confianza para enfrentar otros retos.

7. Usar libros o historias sobre la frustración

Leer cuentos o historias que hablen de personajes que enfrentan situaciones frustrantes puede ayudar a los niños a entender mejor lo que sienten. Por ejemplo, libros sobre personajes que intentan algo varias veces hasta lograrlo pueden ser inspiradores. También puedes encontrar audiocuentos en plataformas como Babyradio que hablen de emociones y ayudar a los niños a relacionarse con las experiencias de los personajes.

La frustración es una parte natural del desarrollo infantil y, con el enfoque adecuado, puede convertirse en una herramienta de aprendizaje. Acompañar a los niños con paciencia y empatía les ayuda a entender sus emociones, fortalecer su confianza y desarrollar habilidades clave para enfrentar los desafíos de la vida.