¿Por qué me siento peor madre desde que nació mi segundo hijo?

peor madre

Convertirse en madre por segunda vez suele traer mucha ilusión, pero también un montón de dudas y emociones encontradas. Muchas mujeres confiesan que, después de tener a su segundo hijo, aparece un sentimiento inesperado: “me siento peor madre”.

Si te pasa, no estás sola. De hecho, es una sensación muy común y totalmente normal. Lo importante es comprender por qué ocurre y qué podemos hacer para vivir la maternidad con menos culpa y más confianza.

El choque emocional tras la llegada del segundo hijo

Con el primer bebé, toda tu atención estaba centrada en él. Todo era nuevo, intenso y absorbente. Cuando llega el segundo, la realidad cambia: ahora hay que repartir tiempo, energía y cuidados entre dos.

Eso hace que muchas madres sientan que no están dedicando lo suficiente a ninguno: ni al mayor, porque ya no tienen tanta disponibilidad, ni al pequeño, porque la rutina familiar no permite la misma calma que con el primero.

Esa comparación constante suele ser la raíz de frases como “ya no juego tanto con el mayor” o “al pequeño no lo atiendo como al primero”. Y de ahí surge la culpa.

Factores que alimentan la culpa

Hay varios motivos por los que puedes sentirte peor madre con el segundo hijo:

  • Menos tiempo exclusivo: con el mayor, podías dedicar horas enteras a sus cuidados; ahora tienes que dividirte.
  • Expectativas irreales: muchas madres creen que deberían poder con todo y mantener la misma entrega que con un solo hijo.
  • Cansancio acumulado: la maternidad ya es exigente de por sí, y al multiplicarse las responsabilidades, la fatiga aumenta.
  • Comparaciones sociales: ver a otras madres (o cómo recuerdas a la “tú del primer hijo”) genera la sensación de no estar a la altura.

Lo que tus hijos realmente necesitan

Aquí viene un punto importante: los niños no necesitan una madre perfecta. Necesitan una madre presente, cariñosa y disponible emocionalmente.

Aunque pases menos tiempo con cada uno, lo que cuenta es la calidad de esos momentos. Un abrazo, una mirada, una conversación tranquila o un juego compartido valen más que horas de presencia distraída.

Piensa que tu hijo mayor, aunque reciba menos atención exclusiva, también gana al tener un hermano: aprende a compartir, a esperar, a cuidar y a vivir experiencias nuevas. Y el pequeño, aunque llegue a un hogar con menos calma, crece rodeado de amor y con un hermano que lo acompañará toda la vida.

Cómo aliviar esa sensación de “soy peor madre”

Algunas ideas que pueden ayudarte:

  1. Acepta que no puedes hacerlo todo
    Ser madre de dos no significa duplicar tu energía. Tu realidad cambia y tus hijos lo entienden mejor de lo que piensas.
  2. Dedica pequeños ratos exclusivos
    No tienen que ser horas. A veces 10 minutos solo con el mayor (leyendo un cuento, jugando o hablando) son suficientes para que se sienta especial.
  3. Rodéate de apoyo
    Tu pareja, familia o amigos pueden ayudarte en tareas cotidianas. No se trata de “pedir favores”, sino de construir una red que sostenga.
  4. Baja las expectativas
    No busques ser la misma madre que fuiste con el primero. Ahora eres otra, con más experiencia, pero también con más responsabilidades. Y eso está bien.
  5. Cuida de ti
    Si tú estás agotada, tu paciencia y energía se reducen. Dedicarte un rato (aunque sea breve) para descansar, moverte o hacer algo que disfrutes también es parte de cuidar a tus hijos.

No eres peor madre: eres una madre real

Sentirse culpable por no poder llegar a todo es casi un sello de la maternidad. Pero esa culpa no significa que estés haciéndolo mal. Al contrario: significa que te importa, que te preocupas y que quieres hacerlo lo mejor posible.-

En Babypar sabemos que cada etapa trae sus retos. La llegada de un segundo hijo puede remover mucho, pero también es una oportunidad para crecer como familia, aprender a soltar la perfección y quedarnos con lo más valioso: el amor que compartimos.