Viajar con niños pequeños: Preparativos y consejos prácticos

Viajar en avión con niños

Viajar con niños pequeños no es como antes. Lo sabemos. Se acabó eso de hacer la maleta en media hora, improvisar rutas o dormir donde caiga. Ahora todo requiere planificación, anticipación… y mucha paciencia. Pero eso no significa que no se pueda disfrutar. Solo hay que cambiar el chip.

Porque sí, viajar con peques es todo un reto, pero también puede ser una experiencia maravillosa (y con anécdotas para toda la vida).

En este artículo te contamos cómo prepararte, qué llevar, y sobre todo, cómo sobrevivir al trayecto en coche, avión o tren sin perder la sonrisa (ni la cordura).

Antes de empezar: bajamos expectativas y subimos empatía

Viajar con niños pequeños no es tanto “ver cosas” como vivir momentos. Lo primero que hay que hacer es soltar la idea de que todo va a salir perfecto. Puede que haya rabietas en la cola del avión, vómito en mitad del coche o que se queden dormidos justo cuando llegamos al sitio más bonito del viaje.

¿Lo bueno? Que todo eso también forma parte de la aventura.

Qué llevar: la maleta que salva viajes

Uno de los errores más comunes es llenar maletas con “por si acaso” y olvidarnos de lo esencial. Aquí te dejamos una lista realista, práctica y pensada para no cargar de más ni olvidar lo básico:

✔️ Imprescindibles:

  • Mudas de sobra (porque sí, se manchan en tiempo récord).
  • Snacks saludables (porque si no hay hambre, hay antojo).
  • Agua siempre a mano.
  • Medicinas básicas: termómetro, antitérmico, crema para rozaduras.
  • Toallitas húmedas. No, nunca son suficientes.
  • Un juguete o peluche que les dé seguridad.
  • Algo de entretenimiento para el camino (libros, tablet, cuadernos, pegatinas…).
  • Carrito, portabebés o mochila de porteo, según el destino.

Tip: Lleva una mochila pequeña con lo esencial del trayecto y déjala siempre accesible. Evitarás deshacer media maleta en mitad del aeropuerto buscando ese muñequito que “NECESITO AHORA MISMO”.

El trayecto: el momento de verdad

Aquí es donde se pone a prueba nuestra resistencia. Da igual si viajas en coche, avión o tren: el viaje puede ser lo más duro del plan.

Viajar en coche: ¿cuánto falta?

Problemas frecuentes:

  • Se marean.
  • Se aburren.
  • Se pelean entre ellos.
  • Se duermen justo cuando estamos a punto de parar.

Consejos:

  • Evita salir justo después de comer (mareos).
  • Lleva bolsitas o toallas por si hay vómito.
  • Poned música que os guste a todos, incluso si hay que escuchar la misma canción 12 veces.
  • Paradas cada 2-3 horas: aunque parezca que van dormidos y “mejor no despertarlos”, el descanso ayuda a evitar que exploten luego.

Viajar en avión: la odisea del pasillo 23B

Problemas frecuentes:

  • Dolor de oídos al despegar/aterrizar.
  • Nervios y llanto por el entorno desconocido.
  • Incertidumbre con carritos, líquidos, cambios de pañales…

Consejos:

  • Que mastiquen, chupen o beban durante el despegue y aterrizaje.
  • Pide asiento pasillo si hay que levantarse mil veces.
  • Llévate una muda completa en cabina (por si hay escape o accidente).
  • Habla con ellos antes del viaje, incluso si son pequeños. Decir “vamos a montar en un avión, habrá ruido, pero tú estarás conmigo” les puede ayudar.

Viajar en tren: el paraíso… casi

Problemas frecuentes:

  • Se levantan constantemente.
  • Se aburren (sí, otra vez).
  • Quieren hablar con todos los pasajeros.

Consejos reales:

  • El tren tiene una ventaja: pueden moverse. Aprovecha eso para hacer mini paseos.
  • Juega con ellos: adivinanzas, contar cosas a plena vista, buscar objetos, animales, o cosas por la ventana del tren.
  • Lleva juegos tranquilos que no impliquen 200 piezas sueltas (spoiler: se pierden).

viajar con niños en tren

En destino: ¿cómo mantener el equilibrio?

Una vez llegamos, entran en juego nuevas variables: cansancio acumulado, cambios de rutina, comidas diferentes…

Consejos prácticos:

  • Busca alojamientos con cocina o neverita. A veces calentar una papilla salva la tarde.
  • Deja huecos en la agenda. No pasa nada por “no hacer nada” una mañana.
  • Intenta mantener algunos rituales (cuento antes de dormir, canción, baño…).
  • Si hay parque cerca, ¡visítalo! Es gratis, descargan energía y a veces conocen amiguitos.

En resumen: no será perfecto, pero será vuestro

Viajar con niños pequeños no es fácil. Lo sabemos. Pero vale la pena. Porque ellos viven el mundo con ojos nuevos, se emocionan con lo que para nosotros es cotidiano, y hacen que el viaje sea una historia para recordar.

Prepárate con cabeza, ríete cuando puedas, respira cuando lo necesites… y guarda este artículo en favoritos por si tienes que releerlo desde el coche mientras alguien llora en el asiento de atrás.